Bienvenidos a Cartas desde el pozo. Pronto se os acostumbrará la vista y confirmaréis que aquí las paredes rezuman agua insalubre y el suelo de cantos y guijarros entorpece el movimiento. Sin embargo, algunos hemos dado con un rincón donde sobrevivir. Allí sonreímos a la tragedia, labramos la ciénaga para cultivar comedias, y nos hemos conjurado para que el esperpento sea nuestra rutina. Seguidme y os conduciré hasta el lugar del que os hablo.

Todos arrojáis vuestros desperdicios al pozo: lo que os obsesiona, lo que no os atrevéis a mostrar, lo que no debería haceros reir pero inevitablemente os provoca carcajadas incontenibles... lo que os impide ser normales. Bajad y descubriréis que estáis descartando la mitad de vosotros mismos. Posiblemente, la mejor mitad.

El código del pozo

En Cartas desde el pozo sólo hay una regla: expresamos ideas, sensaciones y sentimientos por medio de palabras, pero evitamos la pedantería, la chabacanería o el exceso de afección.
Aquí caben todos los registros, pero no atormentes con tu tormento ni intentes hacer reír con esa broma que ahora triunfa en los bares. No buscamos eso.
Y a la derecha, Lo que cae al pozo, nuestra sección de objetos perdidos que merecen ser rescatados del olvido.

Si quieres publicar o sugerir objetos, escribe a
cartasdesdeelpozo@ya.com

miércoles, 22 de octubre de 2008

Pasatiempo

Lo recordarás sin más
como un pasatiempo inocente
de intenciones enredadas con gestos
un yo y un tú
entre un esto y un aquello.
Olvidarás el lenguaje hondo de los juegos
de tres sonrisas en raya
de la vida en forma de damero.

Besé tu frente casi por azar
Y creí alcanzar con mi lengua tus complejos
Lamer la herida,
ofrecer mi saliva como consuelo.

Sólo era eso. Deseo.

No hice más que atrapar tu mano,
hasta ahí no hay secreto,
pero soñaba con dedos en el exilio
lejos de su hogar en la falda de tus senos
buscando porvenir al sur
asomados a los acantilados
donde baten olas de tu flujo de amor y vida
que convierte tus pliegues de roca
en suaves labios agridulces
y a mis dedos
en penetrantes amantes pioneros.


Sí, era eso. Quería decir deseo.

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